noodles!

Soy adicto al ramen, fideos instantáneos chinos que venden los susodichos. Es tan fácil como hervir tres minutos la pasta y añadirles, por tu cuenta y riesgo, sus sobres de sopa de composición indescifrable. Siento debilidad por los japoneses Nissin pero someto a cata cuantos caen en mis temblorosas manos. Sacian, no fermentan en tu tripa como hacen las sopinstant nacionales y haces unos ruidos graciosísimos al comerlos. Asi pues, en tiempos de crisis, ¡miremos a oriente, amigos!

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