El pop art malsano de Enrique Oroz


Enrique Oroz (1965, Ciudad Obregón) no escatima en tópicos del arte pop: iconografía publicitaria, gran formato y mensajes efervescentes. Todo, a fecha de hoy, obsoleto, por mucho extra de jalapeño que le metas. La buena noticia es que Oroz se gasta un puntito de mala baba, casi punk, que lo salva de la quema. Regocíjense, Oroz es de los nuestros.


Es muy bueno meándose en el arte sacro, pero sobre todo me sulibellan sus crossovers con tótems indígenas y ese barroquismo trash repleto de pájaros parlantes. Y si bien sus temas no son muchos ni originales, al menos ha sabido reinventarse mediante antirretratos, guiños lowbrow y en definitiva un arsenal de imágenes atroces que nos confirman el buen estado de sus malas pulgas.




















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