Entre lobos: los niños del Raval (Joan Colom, 1957)


"¡Qué sonrisa de ángel en la cara del niño que mira putas!", se admiraba Cela en Izas, Rabizas y Colipoterras, callejero lumpen del Barrio Chino barcelonés publicado en pleno apogeo desarrollista. La florida escatología del marqués de Iria Flavia se alternaba con instantáneas, casi furtivas, de Joan Colom.


En realidad sus fotografías abarcaban más que prostitutas rubenescas y proxenetas, ya que compartían acera con niños (aún) libres de pecado.  Y a ellos sí los retrataba a quemarropa, al fin y al cabo unos siguen siendo corderos, y otros lobos. Los chiquillos del Raval son los del éxodo rural, los manchados del papel carbón que, de las placas de August Sander, diríanse copiados. En ellos me gustaría detenerme hoy.


Todas estas imágenes volverían a publicarse, ya con entidad propia, bajo el título de Raval (STEIDL, 2006); en sus páginas —por lo que a Colom respecta— queda todo dicho, pues su obra posterior ha seguido girando en torno a los mismos temas.  Y en su afán suyo por hacer la calle, aunque con intermitencias, Colom fue reconocido con el Premio Nacional de Fotografía.










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